Mi proyecto fotográfico es crear un conjunto de imágenes que tienen un principio y un fin vinculadas con 32 novelas clásicas del mundo, con el objetivo crear un inicio de biblioteca humanista. Presento aquí 15 de las portadas que he realizado, si no los interiores. Porque tengo el gusto de las portadas.
El gusto por las portadas
A mí me gustan las portadas y sus contras; porque lo primero que los lectores van a ver de un libro es la portada y su reverso. Una simple imagen pueda influir en la compra, dictar sentencia sobre el contenido, fiscalizar un resumen de la historia, o cambiar el nivel de lectura (libro realista o abstracto, libro para todos públicos o libro para gente culto, etc.)
La portada de un libro no tiene por que ser exactamente igual a su historia. Se puede usar el simbolismo, la relación metafórica; también se debe jugar con el poder imaginativo y de descubrimiento del lector. Se debe hacer un diseño más alegórico y complejo, y no solo basarse en la interpretación general.
¡En realidad, se trata de una aportación creativa! La portada no tiene que ser un spoiler, sino plantear un interrogante, el entresijo.
¿Resumir un libro? Una meta muy personal
El objetivo es obviamente entender lo esencial de la trama, los contenidos, los hechos, los personajes o las ideas principales, pero, sobre todo, los sentimientos, el alma que surge del texto, del estilo, de las palabras, de la poesía del libro.
El libro aparece como una de las formas más comunes de registro de datos, información y otros numerosos elementos que, en definitiva, hacen a la identidad del ser humano como parte de la civilización.