Et arte que aborrece el vacio

Et arte que aborrece el vacio

El objetivo de esta serie de diez fotos del Modernismo catalán en Barcelona es expresar como el nuevo movimiento estético transforma radicalmente el carácter del arte catalán al inicio del siglo XX al introducir el factor de la singularidad en el ordenamiento uniformador hasta la polisemia, utilizando todos los materiales posibles: la piedra labrada, la tierra cocida, el hierro forjado, el cemento armado, la madera, el vidrio, la cerámica, la porcelana…y entender como la importancia concedida a la luz y sus efectos sobre la percepción y el aspecto de las cosas al principio derivará, también después, hacia un interés por las texturas y los colores, los brillos y las transparencias, la iridiscencia, la transformación de las formas o de las esculturas según, por ejemplo, del momento del día. El objetivo de los artistas catalanes era renovar el lenguaje poético de la arquitectura y de la escultura, expresión perdida en el momento del racionalismo a mitad del siglo XIX y crear una poesía caracterizada por la perfección formal, la musicalidad y las imágenes insólitas. Los modernistas investigaban un mundo más bello y expresivo, huyendo del mundo real, de lo cotidiano y la rutina. Las formas típicamente modernistas huyen del ángulo recto y utilizan, en cambio, el arabesco y las líneas sinuosas, ondulantes y asimétricas de la naturaleza. Con todo eso se construyen espacios más amplios y claros que proporcionan mejor la función que deben cumplir: una estación, un museo, un hospital o una biblioteca… donde la luz es un elemento esencial.